lunes, 19 de marzo de 2018

Ensayo: Reflexiones sobre el proceso de la Reina de Madame de Stäel (1793)

Las autoras.-
Madame de Stäel
Este libro son dos libros. Un estudio sobre las Reflexiones llevado a cabo por María Victoria López-Cordón Cortezo, catedrática de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid, y las propias Reflexiones sobre el proceso de la Reina de Madame de Stäel. La última obra publicada de María Victoria López-Cordón Cortezo es Condición femenina y razón ilustrada: Josefa Amar y Borbón. 

Madame de Stäel fue una salonnière como Madame de Recamier y otras coetáneas. Mantuvo un salón de intelectuales frecuentado por los políticos, filósofos y escritores más famosos de su época. Publicó obras de teatro, ensayos de crítica literaria y novelas: Sophie ou les sentiments secrets (1786), Corinne ou l’Italie (1807), Réflexion sur le suicide (1812). 

Mi opinión.-
Estas Reflexiones fueron publicadas de forma anónima, como muchos otros, en 1793. Se trataba de dar visibilidad a los excesos de la Revolución Francesa y de algo que empezaba a desarrollarse entonces de forma generalizada, “el monstruo de la opinión pública” y su maquinaria propagandística contra la reina por motivos, según la autora, de venganza, xenofobia y quizá también de misoginia.

Olympe de Gouges
De la Revolución Francesa surgieron las democracias burguesas, pero no fue un parto sin dolor. Olimpia de Gouges también dedicó su Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana a la reina María Antonieta y consideraba que ésta no debía ser juzgada por difamaciones interesadas. Gouges terminó en la guillotina, y desde allí gritó su última reivindicación Si las mujeres estamos capacitadas para subir a la guillotina, deberíamos estarlo también para alcanzar la tribuna pública. Definitivamente, la revolución se había vuelto contra las mujeres. Y podríamos decir que fue así porque durante la Ilustración éstas habían alcanzado un claro protagonismo y se permitían cuestionar las leyes de los hombres, monárquicos, republicanos y más tarde izquierdistas. En eso seguimos.

María Antonieta por Elizabeth Vigée-Le Brun. 1783
También Madame de Stäel percibió este odio de la revolución hacia las mujeres y lo criticó especialmente, porque las mujeres habían contribuido grandemente a su triunfo. Con un cierto tono de reivindicación feminista Staël afirmaba que ninguna revolución sería fuerte si no se ocupaba de fortalecer su eslabón más débil, en este caso, las mujeres y su educación.

Madame de Stäel por François Gérard. 1810
Stäel era hija de un banquero francés de origen suizo que terminó siendo ministro de finanzas de Luis XVI. Aun así su relación con la familia real fue mínima. Recibió una gran educación influenciada por su madre que había mantenido un pequeño salón literario. Sufrió una cierta discriminación por parte de la aristocracia por ser calvinista y ella siempre se consideró representante de la burguesía, de la alta burguesía que empezaba a obtener logros explotando sus capacidades en lugar de heredarlos.

Napoleón por Jacques-Louis David. 1812
Políticamente se podía considerar que era conservadora pero inteligentemente partidaria de reformas, especialmente en el acceso a la educación. También defendía el compromiso político de los intelectuales siempre y cuando fuesen capaces de mantener su independencia y de no convertirse en propagandistas. Fue muy crítica, en la época del Directorio, por la concentración de poder propiciada por Napoleón Bonaparte en detrimento de un verdadero régimen republicano.

Madame de Stäel por Elizabeth Vigée-Le Brun. 1808
En lo que respecta a estas Reflexiones, Staël adopta un tono aparentemente neutro afirmando Voy a contar lo que he visto. Se dirige a las mujeres de todos los países y de todas las clases sociales e intenta excitar su compasión hacia la reina a la que pretende salvar o al menos que sea objeto de un juicio justo y no de prejuicios orquestados por motivos espurios. Apela a los sentimientos de los jueces y de la opinión pública, porque la reina pudo exiliarse y quiso seguir la suerte de su esposo y sus hijos. Además su ejecución sería inútil y un ejemplo indecoroso de la ferocidad de la Revolución Francesa, que influiría en el descrédito internacional de ésta.

Un salón de intelectuales
Stäel recomendaba calma, deliberación y uso de la razón, algo totalmente opuesto a una condena basada en las emociones más viscerales, la embriaguez y la venganza. Sin embargo, Stäel no consiguió detener la ejecución de la reina.

María Antonieta por Elizabeth Vigée-Le Brun. 1778
Nos ha quedado una imagen muy negativa de la reina. María Antonieta de Austria se había casado con Luis, delfín de Francia, en 1770. Ya entonces, no debió ser muy bien recibida, porque aprovechando la similitud fonética, empezó a llamársele L’autre-chienne, la otra perra, en lugar de l’autrichienne, la austríaca. En 1774, Luis fue entronizado como Luis XVI y su reinado terminó en la guillotina en 1793. El retrato que llega de ella es el de una niña mimada, consentida y despilfarradora, pero después de leídas las Reflexiones de Madame de Stäel quizá sea un retrato interesado.

María Antonieta y sus hijos. Vigée-Le Brun. 1787
Fue acusada también, al parecer sin motivo, de adúltera y se cuestionó la legitimidad de sus hijos, especialmente de quien debía ser el heredero de Luis XVI que murió en 1789. Luis XVI fue ejecutado en enero de 1793 y María Antonieta encarcelada en la Conciergerie. Allí terminaría meses más tarde Robespierre, principal instigador del juicio contra la reina. Le arrebataron a su segundo hijo varón para reeducarlo e hicieron que testificase contra ella. Parece que el sumario preparado contra ella era bastante inconsistente, pero sólo servía para dar la apariencia de legalidad requerida. El 16 de octubre de 1793 fue ejecutada. Sólo su hija María Teresa llegó a la edad adulta.

Retrato de María Antonieta realizado en la cárcel de la Conciergerie
He estado recientemente en París visitando los sitios turísticos habituales, incluido Versalles. He notado en los guías turísticos una intención de disculpar a los reyes y de presentarlos como víctimas de un ambiente generalizado de corrupción debido más a los ministros y funcionarios de la corte que ha ellos mismos. No sé no tengo conocimientos de la historia de Francia para verificar si eso fue cierto o no, pero podría haberlo sido. No obstante, no podemos olvidar que los reyes era los principales beneficiarios de esa riqueza y por ello deben ser considerados los principales responsables, aunque fuesen monigotes manejados por otros.

Tumba de María Antonieta y Luis XVI en la basílica de Saint Denis. 
De todas maneras, las Reflexiones de Madame de Staël me han parecido muy interesantes. Las escribió inspirada por la prudencia y por el deseo de no verter sangre innecesariamente. Sin embargo, en su momento fue poco escuchada quizá por la misoginia que se intuía en los revolucionarios franceses. Hoy seguimos prácticamente igual. Arrinconamos las opiniones de especialistas, no confiamos en el criterio de los intelectuales y los profesionales y esperamos que "un sentido común" que se alimenta de los instintos más bajos, de la visceralidad más oportunista y de lo que se ha llamado la "dictadura de las emociones, nos dé soluciones oportunistas a problemas complejos. Nos hacen creer que podremos terminar con toda la delincuencia que nos acosa ampliando la prisión permanente revisable, que no es más que un eufemismo para no escandalizarnos con el término más contundente de cadena perpetua, y no es cierto. Si no podemos poner a la "opinión pública" en su sitio, terminaremos debatiendo la conveniencia de restablecer los linchamientos y la ley del talión.



Reflexiones sobre el proceso de la Reina
Madame de Stäel

Estudio de 
María Victoria López-Cordón Cortezo

Abada Editores

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