lunes, 16 de octubre de 2017

Camino de Santiago, Vía aragonesa. Sexta etapa: Martés-Ruesta

Amaneciendo

Seguimos la sexta etapa de la vía aragonesa del Camino de Santiago por la Canal de Berdún. El camino no se ha hecho tan pesado como en la quinta etapa. No hacía tanto calor ni había tanto asfalto. Aunque no recomiendo hacerlo con una fascitis plantar. Ser de Zaragoza, tiene estos inconvenientes. La testarudez me puede muchas veces, siempre, y me he empeñado en terminar estas etapas aunque vaya arrastrando mi dolorido pie.

Aunque estamos lejos, los Pirineos siempre.

Además como, en teoría, ya hemos entrado en el otoño amanece más tarde y anochece antes. Da pereza, pero aquí estamos. Sin reblar. Desde Martés a Ruesta hay unos 22 kilómetros, sin grandes desniveles. La etapa sería cómoda si no fuese por la molestia de mi pie, pero merece la pena el esfuerzo.

Empezamos

En esta etapa, dejaremos la provincia de Huesca para entrar en la de Zaragoza, aunque sigamos en la comarca de la Jacetania. Curioso como las áreas geográficas no se corresponden con los límites administrativos o políticos. Se repite la orografía que encontramos en la etapa anterior. Los pueblos están dispersos y colocados en pequeños altos a lo largo de toda la Canal por una mera cuestión defensiva.

Mianos

El primer pueblo que encontramos es Mianos. En 1170, Alfonso II ordenó la reconstrucción de Mianos en el llamado Pueyo de Mianos y en 1206, Pedro II le concedió al Monasterio de San Juan de la Peña este lugar. Pequeñas calles en cuesta que se dirigen todas hacia la plaza de la iglesia. Es la iglesia parroquial de Santa María, del siglo XII pero, como casi todas en la zona, profundamente reformada durante el siglo XVI. La construcción del pantano de Yesa afectó mucho a este pueblo, porque aunque no llegaba al núcleo urbano sí que afectó a las tierras de cultivo circundantes, contribuyendo a la despoblación de la zona.

Capilla de la Virgen del Arco


En la iglesia se conservan dos joyas inesperadas de la época renacentista: un artesonado con armadura de par y nudillo, decorado con rosas en casetones y ménsulas esculpidas con atlantes y la barandilla que cierra el coro alto. Yo, por lo menos, no podía imaginar que estuvieran allí. La iglesia tiene una única nave con capillas a ambos lados y la curiosidad de tener otra capilla exterior del siglo XVIII, de 1756, actualmente bastante deteriorada dedicada a la Virgen del Arco. En el interior de la iglesia hay también una talla de la Virgen del Rosario. Todo el casco urbano de Mianos está declarado Bien de Interés Cultural.

Techo de la iglesia


Seguimos el camino hacia Artieda que fue en su tiempo asentamiento romano. En 1276, ya tenía condición de villa y pertenecía al Monasterio de Leyre, aunque en 1387 ya había pasado a Jaca. Queda constancia de su labor asistencial como etapa del Camino de Santiago por el hospicio dependiente del Hospital de Santa Cristina de Somport, del que no queda ninguna construcción. Su casco urbano es muy similar al de Mianos y también su iglesia parroquial, reformada también durante el siglo XVI. Está dedicada a San Martín de Tours.

Artieda

La iglesia tiene un atrio porticado en la entrada y adosada a la torre una construcción que alberga la escalera de caracol. Destaca también la capilla de la Virgen del Rosario por su retablo y su bóveda estrellada. Hay también otra talla de la Virgen del Pilar, un cristo del siglo XVI y un pequeño relieve de Santiago. De la primitiva construcción románica de sillarejo apenas queda nada.

Iglesia de San Martín de Tours.
Retablo y bóveda de la Capilla de la Virgen del Rosario


Existe albergue para peregrinos pero cuando yo estuve estaba cerrado. Toda la zona vive con preocupación y mucho activismo en contra, el posible recrecimiento del pantano de Yesa. Sería un desastre por su impacto en el medioambiente, la economía y la población.

Albergue en Artieda

Seguimos el camino. El siguiente pueblo es Ruesta que, actualmente está deshabitado aunque es objeto, desde hace años, de una iniciativa de reconstrucción por parte del sindicato CGT. En el marco de esa reconstrucción se ha habilitado un edificio para albergue de peregrinos y otro para casa de cultura. Visitaremos el pueblo en la próxima etapa. En los años 1960, las casas y campos de cultivo fueron expropiados para facilitar la construcción del embalse de Yesa. 

Castillo de Ruesta

Su castillo del siglo XI debió ser imponente y su torre del homenaje es lo primero que vemos al llegar. Entre 1016 y 1018, Sancho Garcés III de Pamplona reconstruyó y amplió el primitivo castillo y en 1056, Sancho Garcés IV concedió la villa de Ruesta con su castillo a su tío el rey Ramiro I de Aragón. La próxima etapa, el 28 de octubre, será de Ruesta a Undués de Lerda, unos 12 kilómetros.



Así es el camino. Unas veces vas en grupo por un agradable bosque y otras solo en medio de la estepa. 




Seguimos adelante. Ultreia

Por hoy, toca volver a Zaragoza


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