lunes, 2 de enero de 2017

Ensayo: El caso Aldo Moro de Leonardo Sciascia (1978)

El autor.-
Leonardo Sciascia fue periodista, escritor y político italiano. Un referente en su denuncia de la corrupción política y social del país y de la violencia mafiosa y por todo ello intelectual comprometido. Otras obras suyas: Muerte del inquisidor, El teatro de la memoria, El día de la lechuza

Mi opinión.-
El 16 de marzo de 1978 Aldo Moro fue secuestrado por las Brigadas Rojas y fue encontrado asesinado el 9 de mayo del mismo año, en el maletero de un coche entre las sedes de los partidos Comunista y de la Democracia Cristiana. Irónico y cruel. Era el Presidente de la Democracia Cristiana italiana; considerado un político hábil y un gran negociador. Había conseguido que la Democracia Cristiana, el Partido Comunista y el Partido Socialista, accedieran a mantener el Compromiso histórico ideado por Enrico Berlinguer, con el fin de regenerar y reformar las instituciones democráticas, combatir y derrotar al terrorismo y a la corrupción endémica. Es por esto que siempre existieron dudas sobre si las viejas inercias de la partitocracia italiana contribuyeron a su asesinato/ejecución por los terroristas. 

En 1982, Leonardo Sciascia participó en una comisión de investigación del Parlamento italiano sobre el secuestro y asesinato de Aldo Moro, cuyas conclusiones no llevaron a dilucidar esta participación directa, pero que, sin embargo, sí que pusieron de manifiesto la dejadez y la desidia mantenidas por las autoridades políticas y policiales durante el secuestro. 

Este libro no sólo trata de esta investigación parlamentaria. Creo, más bien, que Sciascia aprovechó para incluir en él una reflexión moral sobre la razón de estado y la conveniencia o no de negociar con terroristas y también para estudiar cómo interpretamos y recreamos una misma situación, una y otra vez. 


Hoy, la negociación con terroristas debería estar fuera de toda discusión, por dos motivos. Aunque fuese considerada un mal menor. Nadie quiere reconocer abiertamente que sea una necesidad, pero en el caso de ETA, está claro que siempre hubo negociaciones más o menos efectivas entre los distintos gobiernos españoles y la organización terrorista. No creo que deba reprocharse a ningún gobierno que intente una negociación, puesto que ninguna organización, y las organizaciones terroristas no son una excepción, es monolítica y siempre puede encontrarse un eslabón más predispuesto a abandonar una lucha armada sin sentido, que ayude a debilitar al núcleo más recalcitrante. Pero claro, las negociaciones no son gratuitas y en su transcurso quienes hayan sufrido el terrorismo más directamente pueden considerarse abandonados. 

Sin embargo, este asunto de máxima actualidad, no parece suscitar ya ninguna controversia. El terrorismo global que sufrimos, hoy, no tiene nada que negociar ni quiere negociar nada; es el terror por el terror como modo de vida, sin ninguna reivindicación política. 


Siguiendo con el libro de Sciascia, decía antes que trata de cómo interpretamos de manera diferente una misma situación. Los secuestradores permitieron a Aldo Moro escribir una serie de cartas que Sciascia analiza en este libro. Según la interpretación que queramos dar a estas cartas, Moro sería un hábil negociador, un político manipulador, un hombre cobarde suplicando por su vida o un cristiano que acepta su muerte. Todo depende de cómo queremos entender sus palabras. Algunos piensan que a través de sus cartas Moro daba instrucciones para su liberación e incluso algunas pistas que la policía no quiso o no supo seguir. Para otros, son un ejercicio de moralidad política y de lucidez intelectual. A veces parece que suplica por salvar su vida cueste lo que cueste; otras parece haber transcendido el miedo a la muerte. Al final, probablemente hiciese las dos cosas puesto que sus cartas dependerían de su estado anímico sometido a una gran presión. 

Evidentemente el estado italiano personificado en la Democracia Cristiana se negó a negociar con los terroristas de las Brigadas Rojas. Como consecuencia de ello, el gran pacto entre derecha y comunismo nunca se llegó a materializar, Moro murió asesinado y su cuerpo se encontró en el maletero de un coche; las Brigadas Rojas no consiguieron ninguno de sus objetivos, ni políticos ni revolucionarios. Todo lo contrario, contribuyeron a reforzar las estructuras autoritarias, corruptas y abusivas de los estados, aquellas estructuras que, en teoría, pretendían combatir. 

"Tras la autopsia del cadáver de Moro, practicada ayer en Roma, se ha podido establecer que el dirigente demócrata-cristiano murió a consecuencia de once disparos, hechos con una metralleta checoslovaca y un arma corta a cuatro metros de distancia." (El País, 11 de mayo de 1978). 
"Lamento, queridísima, haber venido a encontrarme en la situación de darte esta añadidura de esfuerzo y sufrimiento, pero creo que tú, aun desesperanzada, no me habrías perdonado el no pedirte una cosa que es acaso un inútil acto de amor, pero que es un acto de amor." (Carta de Aldo Moro a su esposa, 27-30 de abril de 1978).


El caso Aldo Moro
Leonardo Sciascia
Traductor: Atilio Pentimalli

Ediciones Destino. Áncora y Delfín.

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