Caillebotte fue famoso por sus cuadros del París de finales del siglo
XIX. Un París renovado por el urbanista Hausmann que trataba de dar cabida en la ciudad
a una creciente población atraída por las posibilidades laborales y que debían
encontrarse en un entorno más limpio, higiénico y moderno que el de mitad del mismo siglo. Era el París de la burguesía y la prosperidad que el propio
Caillebotte representaba. Una vez que heredó una considerable fortuna de su
familia, pudo dedicarse por entero a sus dos pasiones, la pintura y la
botánica, reflejadas en esta exposición; aunque también aprovechó para financiar la obra de
algunos de sus compañeros no tan afortunados.
Como pintor urbano incluía en sus obras una perspectiva
más exagerada, a veces muy criticada, pero que da mucha fuerza a sus escenas. Además,
los cielos grises, fríos y lluviosos de París, paradójicamente, no resultan
tristes sino brillantes y plateados. Es una lástima que en esta exposición no
esté una de sus pinturas más famosas y que sólo podamos apreciar un boceto de
la misma, Calle de París, tiempo lluvioso.
Pasa lo mismo con Los acuchilladores de
parquet, sólo en boceto. Esta última también fue criticada porque el tema
no parecía relevante. Pero Caillebotte trataba de representar una nueva clase trabajadora
alejada de los tópicos de campesinos y pescadores. Lo mismo ocurre con el
cuadro Pintores en un edificio.
Yo no conocía su faceta como pintor rural y ahí sí que puede
verse claramente la búsqueda y la experimentación para plasmar el estallido de
colores en los jardines de sus casas de Yerres o Gennevilliers o los reflejos en
el agua del Sena, en cuadros de pequeño formato, íntimos y casi para su uso
exclusivo. También en esta serie de pinturas arriesgaba con la perspectiva,
como en El Sena y el puente del
ferrocarril de Argenteuil o Remero
con sombrero.
En su casa de Petit Gennevilliers construyó un gran estudio
para pintar y rediseñó el jardín y el huerto que, a partir de entonces, deberían
haberse convertido en protagonistas absolutos de su trabajo. Sin embargo, murió
poco después.
Los cielos grises de París eran tan luminosos como los
prados verdes y los parterres de flores.
Museo Thyssen-Bornemisza
Paseo del Prado 8
Del 19 de julio al 30 de octubre de 2016
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